Dani Hernández (Zamora, 1992) estaba cuajando la temporada de su vida. Capitán del club de su ciudad, los números del conjunto franquirrojo iban mucho más allá del liderato holgado del grupo VIII de Tercera División: sólo estaban siendo comparables a los del mismísimo Liverpool.
No sólo en la liga, sino también en Copa dejaron su impronta eliminando al Sporting de Gijón y llevando al Real Mallorca al límite, aunque finalmente cayeron. El parón de la competición les ha dejado con el sueño del ascenso a Segunda B en el aire, y Dani, consciente de que quizá no se repita, teme que les corten las alas.
Mientras pasea a su perra por el terreno de su casa en el pequeño pueblo de Sanzoles, al sureste de la capital del arte Románico, donde está pasando el confinamiento, analiza cómo afronta esta situación.