El portero del Norwich se hizo una chuleta con los lanzadores del Tottenham, pero detuvo los dos en los que no hizo caso
Burlando la tradición más sagrada de los magos, la de no desvelar jamás sus trucos, Tim Krul se acercó a los aficionados del Norwich que se habían desplazado al estadio del Tottenham y les reveló su secreto. Un vulgar botellín de agua transformado en el nuevo Santo Grial de los ‘Canaries’, colista de la Premier League. A su alrededor, en rotulador y sobre esparadrapo el secreto de su clasificación para los cuartos de final de la FA Cup. ¿O no?
El escenario es el siguiente. El Tottenham y el Norwich llegan al final de los 90 minutos del duelo copero empatados a un gol y ninguno de los dos es capaz de decantar la balanza en la prórroga. Una decepción para el conjunto de José Mourinho, incapaz de derrotar en su propio estadio al peor equipo de la Premier League, hundido en el fondo de la clasificación. La tanda de penaltis habrá de resolver quién pasa de ronda.
En la portería del Norwich está Tim Krul, un seguro de vida en las tandas, pese a que su estadística en penaltis ordinarios no es nada del otro mundo: sólo seis de los 51 que le han tirado no han acabado en gol, alrededor de un 12%. Pero cuando en vez de uno son cinco, Krul se transforma. Y aquí viene a la memoria el Mundial de 2014. Holanda y Costa Rica llegaban al final de los 120 minutos de su partido de cuartos de final empatados a un gol. Ante la inevitable tanda, Louis Van Gaal toma la sorprendente decisión de retirar del campo a Cillessen para que sea Krul quien se enfrente a los penaltis. El ahora portero del Norwich adivinó la dirección de los cinco lanzamientos, detuvo dos de ellos y Holanda avanzó a semifinales.