El Sochi – Rostov, conocido ya como ‘el partido de la vergüenza’, de la liga rusa ha acabado con un histórico 10-1, la mayor diferencia de goles en la historia de la competición. El equipo derrotado está entrenado por Valery Karpin que, pese al resultado, estaba muy orgulloso de sus jugadores.
El exdelantero del Celta de Vigo que alinear un equipo plagado de futbolistas que ni siquiera son profesionales: eran juveniles. Seis jugadores de la primera plantilla dieron positivo por coronavirus, por lo que según el protocolo sanitario ruso tenían que quedarse en cuarentena todos.
Tal y como explicó el Rostov en un comunicado, pidieron al Sochi aplazar o suspender el partido, pero este se negó. Así que Karpin pidió ayuda al técnico del equipo juvenil y este le recomendó a los chicos que podía usar. El futbolista de mayor edad del equipo que viajó al Mar Negro tenía 17 años y dos meses.